Episode Notes
En este episodio de La Pizarra, tengo el honor de conversar con la increíble actriz Margarita Sanz. Te invito a unirte a esta charla llena de anécdotas y reflexiones sobre su vasta carrera en el teatro, cine y televisión. Aquí te comparto algunos de los momentos clave de esta primera parte de la entrevista:
– **Teatro Experimental:** Margarita nos habla de su amor por la experimentación teatral, especialmente en el CUT (Centro Universitario de Teatro), y cómo fomenta la creatividad entre sus alumnos.
– **Anécdotas Personales:** Recordamos con cariño sus experiencias en el CUT y la influencia positiva de mi madre, Joan Mondellini, en su formación actoral.
– **La Golondrina:** Comentamos sobre su participación en esta obra, que aborda temas importantes como la homofobia y la reconciliación familiar, y cómo ha impactado a los espectadores.
– **La Gaviota:** Discutimos su papel en esta obra clásica de Chéjov, reinterpretada con una visión contemporánea por Cristian Magaloni, y los desafíos de trabajar en esta versión innovadora.
– **El Enfoque del Director:** Margarita resalta la importancia de trabajar con directores que tienen una estructura bien pensada y permiten la creatividad de los actores.
– **Inicio de su Carrera:** Compartimos cómo comenzó a actuar y cantar desde pequeña, influenciada por su madre y sus amigas del Tapa Trío.
– **Consejos para Actores Jóvenes:** Margarita reflexiona sobre lo que significa ser actor y la importancia de conectar personalmente con los personajes.
¡No te pierdas la segunda parte la próxima semana!
Puedes encontrar a Margarita Sanz en Instagram como @margaritasanzactriz
Transcript
Margarita Sanz: Es un riesgo artístico muy grande esta obra de La Gaviota, pero no me importa. Me gusta experimentar. Ahí en el CUT todos nos educaron dentro de la experimentación. Esta obra es así también. No es que hagamos un teatro no profesional, es bastante profesional, pero tiene una visión de probar cosas nuevas.
[música]
Locutor: La Pizarra. Explorando las mentes creativas del mundo del entretenimiento. Aquí está tu conductora, Nicky Mondellini.
Nicky Mondellini: Me da muchísimo gusto que nos acompañes hoy en La Pizarra. Yo soy Nicky Mondellini. Quiero darte las gracias por seguirnos porque con tu participación, hemos llegado ya a la novena temporada de este pódcast. Como ya habrás visto, tenemos más de las entrevistas que tanto esperas con expertos en diferentes áreas del mundo del espectáculo.
Hoy definitivamente no es la excepción porque tengo un episodio muy especial. Esta es una invitada a quien yo le tengo un cariño enorme y la he admirado toda la vida. Ella es una de las actrices más aclamadas en México y también a nivel internacional por sus grandes actuaciones en teatro, en cine y en televisión. Me refiero a la inigualable Margarita Sanz.
Además de haber recibido varios reconocimientos a lo largo de su carrera por parte de varias organizaciones de teatro como la APT, la AMCT, Margarita también ha recibido varios premios Ariel por sus actuaciones en Frida, El callejón de los milagros, por la cual también recibió premios de festivales a nivel internacional y también recibió el Ariel por La habitación azul, además de varias nominaciones.
En 2023 se le otorgó un premio por su trayectoria, por sus 40 años de carrera, en la primera edición en México de Mexica Film Awards. Margarita comenzó desde muy pequeña a pisar los escenarios.
Después de realizar sus estudios de arte dramático en la escuela teatral de Bellas Artes y más adelante en el CUT, el Centro Universitario del Teatro de la Universidad Autónoma de México, Margarita comenzó a participar en varios programas de Televisa, del Canal Once, bajo la dirección de excelentes directores como el maestro Héctor Mendoza, Miguel Sabido, Julio Castillo y Miguel Córcega, entre otros.
Sus actuaciones en telenovelas incluyen Quinceañera, Amor en silencio, La calle de las novias, Amor de nadie, Las Juanas y Montecristo, entre otras, y varios programas de Mujer, casos de la vida real y Lo que callamos las mujeres. También en la serie argentina Posdata y El once en la historia con el programa de Carlota de Habsburgo, entre varios otros.
Si yo me pusiera aquí a darles todas las cosas que Margarita ha hecho, me tardaría dos horas antes de empezar la entrevista, así es que les estoy resumiendo un poquito, pero sí les voy a mencionar las obras de teatro, algunas en las que ha participado, como In memoriam, Vámonos a la guerra, que a mí me tocó ver en el Festival Cervantino cuando yo era pequeña, también La ópera de los tres centavos, Crímenes del corazón, La Golondrina, más recientemente. También estuvo en Una pareja abierta, muy abierta y más recientemente en La gaviota, por nombrar solo algunas.
Ahora sí, acompáñame a explorar la mente creativa de Margarita Sanz. Maggie, bienvenida a La Pizarra. ¿Cómo estás?
Margarita: Hola. Muchas gracias por esa hermosa introducción. Me hiciste viajar en mi vida porque quiero decirle al público que yo conocí a Nicky desde que era una niña pequeña, hermosísima, con su pelo hasta la mitad de la espalda. Iba muchas veces al CUT, al Centro Universitario de Teatro, donde yo tomé clases con su madre adorada. Su madre fue mi maestra. Es una maestra que yo quise mucho y que aún ahora, claro, la quiero muchísimo.
Joan Mondellini, que nos dio clase de tap, nos dio clase de jazz a todos los actores que estábamos ahí tomando clases. La quisimos muchísimo. Tengo que decir esto, Nicky. Tengo que decirlo.
Nicky: Adelante, Maggie. Adelante.
Margarita: Descanse en paz tu padre, pero resulta que a veces a Joan, la mamá de Nicky, la dejaba en la escuela, en el Centro Universitario de Teatro, que antes de pasar a las instalaciones de la UNAM, porque pertenece a la UNAM el Centro Universitario de Teatro, estaba en una casa muy vieja esa escuela de teatro.
Todas las muchachas de mi generación nos reuníamos en la ventana. Era una casa preciosa, por cierto. Una ventana antigua a ver cuando llegaba Joan porque la dejaba en la casa su esposo, el papá de Nicky. Era un hombre italiano, guapísimo. Todas decían, “Ya llegó Mario”. Mario es el nombre del papá. Con todo respeto, Nicky. Es que yo recuerdo, nos daba una risa, íbamos todas a la ventana, ni saludábamos a Joan, decíamos, “Hola, Mario”.
Mario sabía que nosotras estábamos ahí de fans de él y se ponía rojo, con sus lentes oscuros. Era un hombre grande, alto, guapérrimo.
Nicky: Bigotón.
Margarita: Sí. Nos decía, “Hola”. Era una risa cada vez que íbamos, porque llegaba, “Ya llegó Joan. Ya llegó. Va llegando. Vámonos a la ventana”. Era una ventana que daba justo a la calle donde ella entraba. Fue una gran maestra. Aparte de Mario, ella fue una increíble maestra. En mi última obra, La Golondrina, me dio tanto gusto ver a Nicky y a su mamá, que fueron a ver la obra.
Me encantó ver a Joan, que no la había visto en muchos años. La quería apachurrar y comérmela. Me dio mucho gusto verla, Nicky, de verdad.
Nicky: Qué bueno.
Margarita: Realmente la aprecio muchísimo. Aprecio todo lo que yo y mi generación aprendimos de Joan Mondellini, de verdad.
Nicky: Mira, la verdad, ella tiene recuerdos maravillosos. Para ella, trabajar con ustedes era increíble. Qué generación tuviste. Tenías compañeros increíbles. Estaba Humberto Surita, estaba Blanca Guerra, Julieta Egurrola, Rosa Bianchi. Qué cosa. Ella siempre ha tenido un cariño muy especial por todos ustedes y por ti, obviamente, Maggie.
Cuando ella me mencionó, yo iba a ir a México en el verano, y me dijo, “Oye, Margarita va a estar en una obra, justo coincide cuando vienes”. Yo, “Vámonos. Ahorita compro los boletos”. No me la quise perder. Siempre es una gran lección en actuación, en una inmersión absoluta en el personaje, que fue una obra un poco difícil para ti. Cuéntanos un poquito acerca de La Golondrina. Ya no está en temporada. Es una obra fuerte. Qué barbaridad.
Margarita: Es una obra, fíjate, muy importante por su contenido, porque está basada en un hecho muy trágico. Hubo un atentado terrible en el 2016 en un bar gay en Orlando, Florida. Entró un loco ahí a matar a más de 50 personas. La obra, aunque no narra ese hecho de manera específica, se trata de una maestra de canto que está dando clases a este muchacho que quiere que le dé clases ella a él.
Ella perdió a su hijo homosexual ahí adentro de ese bar. Se lo mataron, pero nos vamos enterando de las cosas de una manera paulatina dentro de la obra. Es una obra escrita por un catalán, Guillem Clua. La forma en que escribió esta obra es precisamente eso, porque te va dando los detalles, no de un jalón, sino que vas aprendiendo a través de la obra quién es esta señora, cuál era la relación que ella tenía con su hijo, quién es este muchachito que insistía en que ella le diera clases de canto.
Se desenvuelve la obra en donde este muchacho lo que pasa es que era pareja de su hijo. Ella nunca aceptó la homosexualidad de su hijo. Lo aceptó muy tarde, cuando su hijo fue asesinado. Es una obra que encierra una conversación muy importante que se tiene que tener en la sociedad mexicana, en las familias, en las instituciones educativas, en las instituciones religiosas, contra la homofobia.
Por eso, porque maneja estas conversaciones tan importantes, esa obra de La Golondrina es tan importante, gustó muchísimo a la gente. Había personas que tienen ciertos prejuicios, todos lo sabemos, pero que incluso se reconciliaron con sus hijos, que habían tenido problemas por su orientación sexual, y se volvieron a juntar.
Yo sé de dos madres que tuvieron esa esa situación de volverse a reunir con su hijo porque vieron la obra. Te tienes que dar cuenta. Es que tú no sabes cuánto va a durar tu hijo o tú. La vida es así.
Esta señora, ¿qué iba a saber que esa noche le iban a matar a su único hijo? Es una obra muy fuerte. Tiene momentos muy chistosos, por cierto. Tú la viste. No todo es obscuro. La gente salió muy contenta, muy llena de un conocimiento importante que tenemos que tener todos. Esa obra realmente me marcó mucho y la disfruté mucho, aunque sufrí en un momento dado.
Hay una lección muy importante, que la razón de tu existencia es realmente que te importe muchísimo la vida del otro. Si no te importa la vida de los demás, el sentido de tu vida está un poquito torcido. Ese mensaje y ese tema era muy importante y se translucía a lo largo de la obra. Me gusta mucho esa obra, realmente. La guardo en mi corazón.
Ahora estoy dentro de otra ave. Ya no es la golondrina, ahora es la gaviota.
Nicky: Ahora es una gaviota.
Margarita: Ya cambié de pájaro. Es una obra muy importante. Es una obra de [unintelligible 00:11:34]. Es un clásico ruso, pero es una visión muy contemporánea. El director es joven, es un hombre apasionado. Cristian Magaloni, se llama. Él hizo una versión diferente porque es del siglo XIX esta obra. Siempre que se monta la obra, se monta de una manera muy convencional. Se usa incluso en las escuelas de teatro para hacer ejercicios de actuación con esa obra.
Esa obra se ha montado muchísimo, además, a lo largo de la vida y del mundo. Esta versión que nosotros estamos haciendo y que acabamos de estrenar– Por eso estoy pintada. Mi pelo está muy güero. Es una caracterización que tengo de mi personaje.
Nicky: Se te ve muy bien.
Margarita: Gracias. Es una actriz que se llama Arcádina y tiene un hijo que se llama Treplev y tienen problemas de comunicación. Qué raro, ¿verdad? Entre madre e hijo. Es una familia disfuncional, pero dentro de todo, lo que quiso Cristian Magaloni es, todo tiene que hablarse, todo tiene solución.
A veces hay personas en la vida que tapan el sol con un dedo y no quieren enfrentar su vida y sus problemas. De eso también trata la obra, pero es una visión muy jovial. Creo que la gente joven del público, porque ya hemos dado tres funciones– Dimos ciertas funciones especiales y vimos la reacción de la gente. La gente joven está fascinada con la obra, les gusta mucho.
Hay gente más conservadora que prefiere ver la obra hecha de otra forma, pero para mí, tengo mi edad, no soy tan joven, para mí es un riesgo artístico muy grande esta obra de La Gaviota, pero no me importa. Me gusta experimentar. Ahí en el CUT todos nos educaron dentro de la experimentación.
Esta obra es así también. No es que hagamos un teatro no profesional, es bastante profesional, pero tiene una visión de probar cosas nuevas, darle una frescura a un texto que es viejo y que, además, la gente joven necesita ver las cosas de otra manera. A mí me da gusto este riesgo que estamos tomando. Estoy aprendiendo mucho de mí como actriz. Me gusta mucho mi personaje, que es una mujer muy egocéntrica, pero luego no.
Está muy preocupada por su hijo porque tienen ahí un conflicto. Él hace teatro. Él también es un escritor joven que quiere hacer teatro, pero él hace teatro más abstracto. Su mamá, Arcádina, no está de acuerdo con la forma en que él ve el teatro. La obra también trata temas teatrales en donde todos los actores que vayan a ver la obra van a estar involucrados en lo que se está diciendo en esa obra.
También las personas que no sepan de teatro van a entender que hay diferencias entre estos dos personajes. No quisiera decir de qué más trata para no estropear a las personas que quieran ver la obra, pero estoy muy contenta con esa nueva disposición mía. Porque a veces los actores nos acostumbramos a estar nada más demasiado protegidos por nuestra propia mente.
A veces es bueno decir, “Voy a olvidar esto. Aquí se está trabajando de una manera muy diferente a como yo estoy acostumbrada. Voy a tratar de ajustarme”. En lugar de criticar y juzgar, primero entra al proyecto y ve de qué se trata a ver si puedes realmente con este experimento. En ese plan estoy, Nicky, de entrar a La Gaviota de esa forma y aprender de ello. Si no, no hubiera tenido la experiencia.
Nicky: Definitivamente. Eso es muy bonito que lo digas porque–
Margarita: Tú eres actriz. Tú sabes.
Nicky: Yo sé. Fíjate que lo que veo es que tienes razón, de que cuando tienes una idea muy convencional de cómo deben ser llevadas a cabo ciertas historias, sobre todo los clásicos, romper con todo eso y entrar a una propuesta nueva. Qué bonito que lo digas tú, con toda la experiencia que tienes. ¿Qué es algo que a ti te gusta de un director de teatro? Algo que tú necesitas para poderte sentir bien, poder proponer y poder sentir que realmente estás desarrollando algo, descubriendo algo en todo el proceso de los ensayos.
Margarita: Que el director no esté haciendo su trabajo en base a ocurrencias. Una cosa es que tú estés haciendo una investigación y otra cosa es que lo que se te ocurra, ahí lo metes. Donde no hay una estructura temática, donde quién sabe qué quieres decir, donde, “Lo que sea. Ahora voy a meter esto. Ahora voy a meter esto otro de acá”, en donde todo se vuelve un desorden temático, artístico, físico y donde no hay realmente un plan de trabajo.
Este director, por ejemplo, no hace trabajo de mesa, que yo considero tan importante. El trabajo de mesa lo hace a través del montaje de la obra, ya con los personajes ahí, viviendo y moviéndose, lo cual es totalmente nuevo para mí, pero no es un hombre poco inteligente ni que se basa en hacer tonterías superficiales, porque las ocurrencias tienen mucho de superficialidad.
No están diciéndote nada, son abstracciones que no tienen estructura dramática, que no tienen nada. Aquí, con Cristian, es diferente. Él no está haciendo su trabajo en base de ocurrencias, sino que está tratando de ver la historia desde otro punto de vista, que es muy distinto. La obra ya tiene su estructura, tiene su eje.
Estando el eje ahí, estando una obra que se puede contar, que tiene una historia interesante y un director que no está haciendo las cosas según sus ocurrencias, sino según lo que quiere investigar con los actores, para mí es muy importante y, sobre todo, que el director permita la creatividad de los participantes, porque yo ni ningún actor es una copia Xerox de lo que se le ocurrió al escritor.
No somos una copia. Tenemos nuestro mundo interno, los actores, y tenemos que ponerlo en juego con el personaje que nos ofrecen, porque por eso es la diferencia de un papel. Yo te ofrezco un papel, Nicky. Ahora, este papel, tú regrésamelo con carne, con músculo, con nervios, con cuerpo. Házmelo tuyo. Ese hacérselo tuyo, ahí es donde interviene mucho el mundo interior del actor.
Mi mundo interior, el de Margarita, va a ir a dar con Arcádina. Como decía Meryl Streep muy bien dicho, “No es que tú vayas a meterte en personajes diferentes a ti, sino que encuentres en esos personajes lo que tienen de ti”. Es muy diferente. Poder hacer esta comunión con ese personaje y pasarlo por una gama de filtros que tú tienes adentro de ti.
Es por eso que los personajes hablan mucho de quién eres, de por dónde andas tú como ser humano. Son un espejo, de pronto. Hasta los defectos que tiene Arcádina yo tengo que reconocer que yo también los tengo, tal vez. Si lo entiendo también es porque tal vez los tengo yo también.
[risas]
Margarita: Es muy posesiva. Es que su hijo se salió de la universidad para irse a meter a una hacienda, porque todo se lleva a cabo en una ascienda que está perdida en el mundo, allí a escribir sus obritas. Estoy verdaderamente, furiosa, ¿por que se salió de la universidad? ¿Ahí qué va a hacer? ¿A quién va a conocer ahí en ese monte? Además, escribiendo estas obras, que para mí son ocurrencias, para Arcádina pero, para él no.
A lo largo de la obra, nos damos cuenta que eso que él escribe, sí tiene un público, sí tiene gente que lo sigue, pero el problema es él. En este mundo, querida, hay personas y están envueltos en personajes de obras de teatro, que le echan la culpa de todo lo que les pasa en la vida a los demás. Ellos no toman responsabilidad por su vida. Todo es tu culpa, tu culpa, tu culpa, nadie me quiere, nadie me quiere hacer caso, no toman las riendas de sus vidas en sus manos y están culpando a los demás de todo.
Si tú no te responsabilizas por tu vida, nadie va a poderte ayudar. Esa es la mentalidad que tiene mi hijo y me preocupa muchísimo y además no tiene sentido del humor, y hay que aprender a reírse de uno mismo. Eso es lo que estoy aprendiendo a hacer en esta obra, un poco, tal vez haga el ridículo, pero estoy aprendiendo a reírme de mí misma. Eso es ser inteligente, no tomarte tan en serio. Eso es lo que me está enseñando este personaje, a parte de todas las cosas, a veces, desagradables que suceden en la obra, pero tiene partes muy cómicas también.
Porque si no hay contraste, ninguna obra te aguanta tanto, si no hay contraste. Estas obras de la época de Chéjov, Grinberg, Ibsen son muy densas, son muy densas y el sentido del humor, como que brilla, pero por su ausencia. Aquí, en esta obra, estamos tratando de– Cristián, trata de que todo tenga un sentido del humor porque sino se vuelve muy denso, y la gente se empieza a alejar de ti, en lugar de estar cerca de lo que está sucediendo.
Nicky: Ahorita estamos grabando el podcast, familia, 2 de febrero. ¿Cuánto tiempo más van a estar en cartelera?
Margarita: Estrenamos el 30 de enero, el mes pasado, el día 30 empezó y fue muchísima gente.
Nicky: ¿Cuántas funciones están planeando dar?
Margarita: Más o menos 16 funciones. Esa es otra cosa que necesita saber el púbico, tu amplio público, que es de muchas– Digo, también de Estados Unidos que nos ven. En México, a veces, es muy difícil conseguir teatro. Es muy difícil conseguir recursos económicos para hacer obras de teatro, aunque seas conocido, es difícil. Entonces, te dan temporadas cortas. La Golondrina, nada más fueron 45 funciones y nada más. Porque esos teatros en donde estamos, muchos actores y artistas quieren estar ahí, hay una lista y hay una cola de actores y actrices que quieren estar ahí. Nosotros tenemos el teatro hasta el 16 de abril.
Nicky: Vamos ahorita a regresarnos un poquito en el tiempo porque, yo quisiera que nos hablaras un poquito de ese comienzo tuyo y cuando empezó, ahora sí, de cuando te picó el mosquito de la actuación, que tiene algo que ver con el Tapa Trío, ¿cierto? Escuché por ahí en una entrevista que hablaste de tu madre, llévanos un poquito a ese tiempo y a ese despertar tuyo en la carrera artística.
Margarita: Fíjense, que yo tenía siete años y yo oía mucho música, porque mi mamá era norteamericana. Se casó con mi papá, que era mexicano, y vivíamos en Guadalajara. Mi mamá tenía un pianista que se llamaba Toribio y Toribio iba a la casa a acompañarle en sus canciones. Ella tenía muchísima partitura de música norteamericana. Ella cantaba y conoció a estas dos personas, que fueron tías mías, porque fueron grandes amigas, a Ruth Barreto y a Audrey Oppenheim y mi mamá.
Las tres, se juntaron un día en una fiesta y empezaron a cantar y se dieron cuenta que sus voces hacían muy buena armonía las tres. Empezaron a hacer un trío y cantaban en congresos. Uno de los esposos de una de las señoras era hotelero. El otro era industrial y mi papá era pediatra. En todos los congresos de medicina, en los congresos de industriales, en los congresos de hoteleros, allí estaba el Tapa Trío cantando en los eventos.
Se les ocurrió a ellas, “Oye, ¿por qué no hacemos un coro de niños y les enseñamos a cantar aquí en la colonia americana?” Obviamente, abrimos la invitación para niños mexicanos que quieran venir. Nos juntábamos todos los viernes a cantar en coro. Yo empecé con la música desde muy chiquita, desde los siete años empecé a saber cuál es la segunda voz, cuál es la tercera voz, cuál es la melodía, es decir, la música fue una parte de mi cuerpo.
Me encantaba a mí, en ese entonces, estamos en los años ’60, eran muy populares Angélica María, Enrique Guzmán, César Costa y Alberto Vázquez. Angélica María cantaba una canción que se llamaba Edi Edi y a mí me encantaba Edi Edi, solo vives para mí, ta, ta, ta, ta.
Nicky: Muy pegajosa, muy pegajosa Edi Edi.
Margarita: Lo que hacía yo, era poner el disco en 45 revoluciones, porque nosotros teníamos discos de revoluciones en mi época, y cantar Edi Edi haciendo lip sync, haciendo de cuenta que yo era Angélica María y que yo cantaba Edi Edi. Mi mamá un día me descubrió en la esquina de la sala, que yo estaba cantando y se empezó a reír de mí, me dijo, “Oye, qué chistosa eres, Margarita. Tú vas a ser actriz”, y desde que ella dijo eso, ya no hubo más el coro, el que yo quería actuar y hacer reír a la gente.
Estas tres mujeres maravillosas lo que hicieron fue conseguir dinero de sus maridos y irse a Nueva York a comprar los derechos de comedias musicales norteamericanas que llevarán niños para poder organizar comedias norteamericanas y presentarlas a beneficio de un orfanatorio que era del doctor Banda, se llamaba. Esto, desembocó en eso, porque antes lo que era Nicky, era que, quitábamos todos los muebles de mi casa y poníamos sillas y mi mamá mandaba a construir un pequeño escenario que tenía un telón.
Toda la colonia americana y todos los vecinos y todos los pacientes de mi papá, se dejaban venir, porque dábamos cuatro funciones al año y se llamaba Sing for your Summer, que significa canta para tu verano. Tú pagabas MXN$5 en la entrada y todo el dinero iba a ser para este dispensario de niños huérfanos. Yo desde chiquita estaba en el show, ya sea, cantando con el coro o cantando a dueto con el hijo de una de las señoras que siempre nos encontraban canciones para hombre y mujer, para cantar los dos.
Annie get your gun, muchas, sobre todo, obras norteamericanas conocidas, Oliver Twist. Yo salía en todos esos numeritos, ahí en mi casa. Yo no conocí otra vida más que estar en el escenario ahí. Claro que tenía que ir a la escuela, yo iba a una escuela francesa y mexicana. Tenía yo que hablar francés a fuerza. [idioma Francés].
Nicky: [idioma Francés].
Margarita: En la escuela yo me portaba mal porque era muy inquieta, y luego mis maestros, a veces, no tenían sentido del humor, eran muy serios. Yo siempre hablando y yo ya había entendido lo que habían dicho, entonces yo ya me aburría, y yo ya quería hacer otra cosa. Sí, me portaba mal, pero luego ya me empecé a portar bien. Cuando mi mamá me dijo, “Mira, Margarita, si tú quieres ser actriz, tú tienes que sacar buenas calificaciones, sino nosotros no te vamos a ayudar a ser actriz, ni tu papá, ni yo”. Nada más me dijo eso, me saqué el primer lugar desde ese día.
Nicky: Ese fue todo el motor que necesitaste.
Margarita: Lo que diga mi maestro, no problem, las horas de arresto se acabaron, los regaños se acabaron. No, no, no, no, yo era una joya en la clase.
Nicky: Enfocada desde ahí, bueno, no hubo problemas.
Margarita: Todo empezó a evolucionar de esos shows que hacíamos en la casa, lo pasamos al teatro experimental de Guadalajara, que es un teatro ya grande. Siempre teníamos orquesta, contratábamos orquesta y luego nos pasamos al teatro del IMSS, del seguro social, al teatro Guadalajara que es mucho más grande. Empezó a crecer eso muchísimo.
Nicky: Hasta aquí llegó la primera parte de la entrevista con la maravillosa Margarita Sanz. Muchísimas gracias por acompañarnos y no te vayas a perder de la segunda parte la semana que viene porque va a estar cargada de unos consejos maravillosos invaluables de Margarita para todos los que nos dedicamos a la actuación, hasta pronto.
Locutor: Gracias por acompañarnos en La Pizarra. No olvides suscribirte al boletín mensual, en nickymondellini.com/la pizarra. Sintonízate la próxima semana para un nuevo episodio.